“Muchas mujeres feministas ni siquiera se han dado a la tarea de mirar a ese grupo poblacional de mujeres en cárceles”.
Claudia Quintero
“Pensando más allá de los prisioneros y prisioneras políticos,
existe otra población carcelaria, que muchos de ellos son víctimas de
la exclusión y la pobreza. Pero especialmente a mí me parecería que
sería muy justo, que se mire hacia las mujeres madres cabeza de familia
que están en las cárceles, yo creo que un 90% son madres cabezas de
familia. Creo que la implicación tan grave para un estado y para una
sociedad que mete a sus mujeres a las cárceles, pero además las mete
con sus hijos. Porque no es lo mismo que un hombre este privado de la
libertad y que una mujer este privada de la libertad y que además ella
sea quien vela por la seguridad económica y afectiva de su descendencia y
entonces eso tiene una implicación gravísima, es que las mujeres
seguimos siendo invisibles y más las mujeres privadas de la libertad",
asegura Liliany Obando.
Ella es una detenida política, profesora y escritora, graduada de sociología de la Universidad Nacional.
Liliany
Obando ha movilizado una especie de feminismo anti-carcelario en
Colombia, defendiendo no solo a presos políticos, de cualquier género,
si no también se interesa por las madres cabeza de hogar que purgan
condenas en las cárceles de Colombia incluso con sus hijos, estos niños
se desarrollan en un ambiente de restricción y represión en los
primordiales años de su vida.
Claudia: Ahora que
hablamos de paz y todo eso, florecen muchos feminismos en Colombia y
que habla de género y de política de género pero finalmente, ¿qué es lo
que no se habla respecto a la cárcel y la mujer?
Liliany: Pues a mí sí me parece muy
importante, que se hable de la mujer tras las rejas a través de todos
los medios que nosotros tenemos a nuestra disposición, que sabemos que
contamos con recursos limitados para hacer nuestro trabajo, pero pues
ir haciendo eco; respeto a esta realidad de las mujeres presas, me
siento como una golondrina sola hablando de esto. Pero es un tema que
necesita ser tenido en cuenta y ser valorado en la importancia que
tiene, es gravísimo para esta sociedad de verdad lo que están haciendo
con esas mujeres y con sus hijos e hijas, violándoles absolutamente los
derechos fundamentales a esas niñas y esos niños que se supone
prevalecen sobre los demás derechos pero que no se cumplen.
Hay
niños que pueden permanecer con sus madres en una cárcel pero que tienen
unas complejidades muy grandes, porque también pueden haber menores
privados de la libertad y su desarrollo psicosocial indiscutiblemente se
va a ver afectado, así tenga la posibilidad de compartir los primeros
años con su mama, que son fundamentales, o sea ningún niño debería ser
separado de su mamá a esa corta edad.
En la ley, existen formas
alternativas a la prisión, pero es que aquí ni jueces ni abogados ni
jueces ni defensores han asumido esa tarea desde una perspectiva de
género en realidad y eso hace que esas mujeres estén en una cárcel,
cuando podrían estar en otros lugares. La privación de la libertad
conlleva realmente a otras cosas mucho más graves.
¿Y cuáles son esas alternativas a la prisión para las mujeres?
La
casa por cárcel es una alternativa, digamos que en un caso donde
necesariamente la mujer tenga que ser privada de la libertad, porque su
transgresión a la ley fue grave y que tenga que ser privada de la
libertad, lo mínimo es que pueda tener casa por cárcel para que pueda
estar con sus hijas e hijos. En este país en las cárceles no existe la
actividad laboral remunerada. Como haces tú cuando eres mamá, tus hijos e
hijas dependen de ti, te llevan a la cárcel y además te vuelven
improductiva y que no solo te afecta a ti sino a tus hijos e hijas que
tienes que abandonar. Una violación de los derechos de los niños y
niñas pero es silenciado. Muchas mujeres feministas ni siquiera se han
dado a la tarea de mirar a ese grupo poblacional de mujeres en cárceles
que están sufriendo esa grave situación.
¿Existe un censo de la población de mujeres en cárceles en Colombia?
Son
como unas 8000 y el 90% con toda seguridad son madres cabeza de
familia. Si bien el decir que las mujeres son una minoría en la
población carcelaria eso es algo positivo. Pero también es negativo
porque ser minoría dentro de la población carcelaria, la invisibilidad
aún más y todas las políticas carcelarias son pensadas en masculino. No
hay personal formado o preparado, se necesita un vuelco muy grande.
Por
ejemplo, se necesita una formación muy grande en justicia de género,
para que realmente algunas de esas leyes que se han obtenido gracias a
las luchas de muchas mujeres, se hagan efectivas en la vida práctica de
las mujeres. Eso también tiene que ver con mujeres que afrontan procesos
judiciales, para que tengan una oportunidad de acceder a la justicia
prontamente, para que se atiendan sus casos prontamente, para que se
les respete el debido proceso y que los jueces que las juzguen tengan
enfoque de género. Tampoco existe acompañamiento a ningún nivel.
Incluso
mujeres juezas que son más drásticas a la hora de imponer una sanción a
otra mujer, porque no existe una mirada de género que te haga tener ese
enfoque diferencial a la hora de tomar esas medidas, porque además de
ser mujer y ser madre tiene unas implicaciones mucho más serias y más
graves que terminan afectando no solo a ellas como mujeres.
Te
imaginas toda esa generación de niñas y niños [hijos de las mujeres en
cárceles], que además no tienen ningún tratamiento de acompañamiento
psicológico cuando son separadas. Los niños quedan fuera de la cárcel, y
de los muy poquitos cupos que existen para los que quedan adentro es
hasta los tres años. Esas rupturas son devastadoras en la vida de las
mujeres y de sus hijas e hijos. Son niños que a futuro seguramente esa
situación que vivieron tan grave, se va a revertir en algún futuro de
alguna forma. Cuando llegan a visitar a sus mamás, todo ese maltrato que
reciben por parte de la guardia, pero también la ruptura en sí, la
ausencia.
¿Tampoco hay un acompañamiento desde el Estado con enfoque de género para las mujeres en situación carcelaria?
No
existe un acompañamiento a ningún nivel y si es a nivel de por ejemplo
si nos trasladamos al nivel de presos y presas políticas tampoco existe
dicho acompañamiento.
También en la realidad de la prisionera
políticas es lo mismo, pues así no se crea son madres que han tenido que
vivir la misma realidad que comparten con las demás mujeres, las mismas
rupturas y también las mismas carencias al momento de defenderse de una
realidad entonces existe una carencia de acompañamiento hacia ellas y
hacia sus hijos
¿Entonces un proyecto de impacto, ahora
que Colombia va a empezar a construir paz, tendría que mirar
directamente a estas mujeres presas y a sus hijos?
Esto
lo he venido proponiendo en diferentes entornos. Porque en cualquier
escenario que estemos visibilizamos ésta situación, ese es nuestro
trabajo. Nuestra voz, nuestra vivencia y nuestra experiencia y nuestra
autoridad moral. Un acto de voluntad política de verdad en el proceso de
paz de las Farc seria ver ese grupo poblacional de esas mujeres,
mujeres madres cabeza de familia. A la cárcel también llegan mujeres
que están lactantes o en embarazo y muchos lo reducen a eso, si tú vas a
examinar dentro de los delitos por los que están estas mujeres casi
todas tienen que ver con delitos de pobreza, porque quieren garantizarle
comida a su hija, que vaya al colegio, que tenga un vestido.
Entonces
por lo general están asociadas a eso, al tráfico o al expendio de
drogas en pocas cantidades o al hurto y si hay otras mujeres que están
en delito como homicidio pero está relacionado por un hecho de violencia
que ella pudo haber vivido.
¿Las mujeres en situación de
consumo dentro de la cárcel, su situación de salud, cómo se refleja en
lo que has visto dentro de tu trabajo?
En alguna ocasión
escribí de una compañera con la que conviví y compartí una historia de
ella, en su vida en libertad, estaba estudiando educación pre escolar
por esas circunstancias de la violencia intrafamiliar, asesinó a su
hermano y terminó presa pero no era su vida. Ella no era una delincuente
pero termino en la realidad de una cárcel y en la cárcel por el
desespero de la ruptura con sus hijas se vuelve adicta a las drogas. La
cárcel la afectó. En la cárcel son muy escasos los espacios de un
tratamiento penitenciario que tenga en cuenta la situación de
consumidoras, Por el contrario, la misma guardia está infiltrada en la
venta y en el ingreso de droga, hay personas que ya realmente están
enfermas, están tan afectadas que no deberían estar en una cárcel sino
que deberían estar en sitios especializados para el tratamiento de su
situación, que conlleva pues a otras situaciones como actos de
delincuencia. También hay casos aberrantes de mujeres con enfermedades
mentales que no deberían estar en la cárcel porque su tratamiento
debería ser completamente distinto. Pero aquí todos revolvemos todo y
todo el mundo quiere más cárcel y más penas.